domingo, 6 de julio de 2014

Sobre la evaluación (2ª parte)

(Continuación de Sobre la evaluación).

En la entrada anterior hablábamos de algunos problemas que surgen en el momento de la evaluación. Los ya mencionados son los más nocivos para la integridad profesional del docente. Los que voy a mencionar son los asesinos silenciosos de las notas de los alumnos.

Durante mi carrera profesional he buscado siempre la manera de mejorar el trabajo que tenía que realizar. Una de esas mejoras se tradujo en la creación del Cuaderno de notas, una hoja de cálculo que automatiza los cálculos de notas a partir de los porcentajes especificados en los criterios de calificación. Mi intención al realizarla fue la de privar al docente del esfuerzo y del tiempo que se le dedican a los cálculos de las notas, un mínimo de tres veces al año. Cada profesor tiene una media de seis grupos. En cada grupo puede haber una media de treinta alumnos, aproximadamente. El resultado es ciento ochenta. Ciento ochenta cálculos mediante la suma de exámenes, la conversión en porcentaje de esa nota y la suma de las otras notas registradas. Tres veces al año. Resultan quinientos cuarenta cálculos en un año. ¿Quién puede asegurar que no se ha equivocado nunca al hacer un cálculo de una nota? Además, se da la circunstancia de que esos cálculos se hacen a última hora debido a que los últimos exámenes se ponen en la fecha más próxima al final de cada evaluación. Esto repercute en un menor tiempo disponible para realizar las correcciones de los exámenes y el cálculo de las notas medias. La hoja de cálculo evita esto de manera que, aún siendo posibles los errores de cálculo, es posible minimizarlos o eliminarlos totalmente. Puede haber errores al introducir las notas, al introducir los porcentajes, al hacer las medias, etc. Pero si explicamos esto a los alumnos y proporcionamos toda la información registrada, ellos acabarán por detectar algún error que fuera en su detrimento.

Esto del Cuaderno de notas no lo he puesto para echarme flores. Lo digo para expresar que la transparencia informativa y la justicia matemática son tan necesarias en la evaluación que, sin ellas, los alumnos creen que "los profesores hacen lo que les da la gana". Esto es extensible a otros ámbitos, pero ahora me refiero sólo a la evaluación en su nota numérica.



Un maestro y un aprendiz.









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